6.2.05

Un mensaje de esperanza: Hazel Henderson

Enviado por Lidia Salas (SGIV)

La doctora Hazel Henderson describe la amplia gama de sus actividades --ella es una ambientalista, escritora y economista-- como la de una "futurista". Ella también insiste en que el ideal es el de ser un ser humano completo. Sólo los seres humanos imaginan un futuro mejor y más valioso y hacen esfuerzos hacia su realización. Creer en el futuro es creer en la humanidad. Un futurista está comprometido con la erudición de la esperanza.
La economía tradicional asume que las personas son esencialmente egoístas, que nuestras acciones son motivadas únicamente por el impulso de un provecho máximo. Pero la doctora Henderson pregunta, ¿Y qué hay acerca de todas las cosas que hacen las personas sin interés alguno en la ganancia, como las acciones de "cuidar y compartir" que ella ha presenciado una y otra vez? La economía tradicional enfoca sólo las actividades competitivas en las que se intercambian monedas. Pero, ¿y las espontáneas acciones de colaboración y cooperación, el trabajo de los voluntarios y los grupos ciudadanos, por ejemplo, que realzan la calidad de vida de las personas que las hacen? ¿Y qué hay de los regalos de la naturaleza misma? ¿No se le debe dar valor a esto? Esas preguntas han impulsado a la doctora Henderson a una reconsideración radical de la teoría económica, un aspecto del cual ella llama la "economía del amor" --todas aquellas cosas que hace la gente, no en busca de algún provecho, sino simplemente por amor. Las Naciones Unidas ha estimado el valor de esa labor no pagada en 16 billones de dólares americanos anualmente --11 billones para las mujeres y 5 billones para los hombres.
Fue la preocupación por el futuro lo que inspiró a una "ama de casa común" (en sus propias palabras) a un autoestudio intensivo de la economía que le ha posibilitado desafiar exitosamente los puntos de vista de ganadores de premios Nobel.
Viviendo en Nueva York en la década de 1960, Hazel fundó Ciudadanos por un Aire Limpio, porque, como dice ella: "Ansiábamos que nuestros hijos tuvieran el mejor futuro posible. Recordando, me doy cuenta que eso era lo que nos daba fuerzas para soportar las numerosas persecuciones y mantenernos avanzando".
Todo comenzó cuando ella notó que su hija estaba llegando a casa manchada de hollín. Ella misma estaba sufriendo de una tos persistente. Ella comenzó a hablar con otras madres en el parque de la vecindad mientras observaban jugar a sus hijos. Comenzando por la simple pregunta, "¿No crees que el aire aquí es malo?", ella involucraba a las madres en discusiones que eventualmente condujeron a la formación de Ciudadanos por un Aire Limpio.
La doctora Henderson comenzó utilizando el tiempo de las siestas que hacía su hija por las tardes para escribir cartas a los funcionarios de la ciudad. Eventualmente ella recibió una respuesta del alcalde, diciendo que lo que ella creía que era contaminación, probablemente era sólo la neblina que llegaba del mar. Sin desalentarse, ella investigó más y se enteró de que, en realidad, la ciudad realizaba mediciones de las partículas de hollín en el aire diariamente.
Ella y su grupo, que ahora tenía alrededor de 10 miembros, comenzaron a pedir a las cadenas de televisión que incluyan datos de la contaminación del aire en sus pronósticos meteorológicos diarios. Utilizando una comprensión natural de la naturaleza humana, ella escribió a todas las principales cadenas de televisión, adjuntando fotocopias de las cartas de aliento que había recibido del presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones y del gobernador de Nueva York Nelson Rockefeller. Pocas semanas después, se sorprendió al recibir una llamada telefónica del vicepresidente de una de las principales estaciones de televisión de Nueva York. Un mes después, el Índice de Contaminación del Aire de Nueva York estaba emitiéndose. Tres meses después, todas las estaciones televisivas, la mayoría de las estaciones radiales y los periódicos locales estaban cubriendo el Índice de Contaminación del Aire de Nueva York.Alentada por este éxito --el resultado del coraje que se rehusaba a ceder-- la doctora Henderson comenzó a emprender nuevos desafíos, uno tras otro.
Nacida en Inglaterra en 1933, la doctora Henderson nunca recibió un entrenamiento universitario formal en economía. A los 16 años de edad, ella comenzó a trabajar en una tienda de ropas de mujeres local y después en un hotel. Allí ella aprendió que todas las personas tienen potencial, que incluso los vendedores --como era su caso-- tienen una gran capacidad sin explotar.
Cuando Hazel tenía 25 años, se trasladó a los Estados Unidos y trabajó vendiendo boletos de aerolíneas. Se casó, y fue su simple deseo de que su hija respirara aire puro lo que la inspiró a hacer incansables esfuerzos que continúan hasta hoy.Cuando nos encontramos por primera vez, ella describió los primeros años de esfuerzos desplegados casi en soledad. La respuesta de los políticos y expertos a sus pedidos por limpiar el aire fue siempre la misma: Cuesta mucho dinero; no podemos hacerlo. Acechando tras esas respuestas ella sentía a menudo el menosprecio: ¿Qué sabe una ama de casa como tú acerca de la manera en que realmente funciona el mundo?

Pero ella no se iba a desalentar. Si las teorías económicas requerían que destruyéramos el medio ambiente e hiciéramos sufrir a la gente, algo debía estar mal en las teorías. Ella comenzó a pensar acerca de la clase de economía que enfocara la felicidad de las personas. Su enfoque es simple; podría considerarse hasta ingenua, pero allí está su poder. Sintiendo la necesidad de armarse ella misma de conocimientos, comenzó un extenso programa de autoestudio en economía y otros campos. Cuando encontraba un autor cuyas ideas la inspiraban, le enviaba una carta; de esta manera desarrolló relaciones de consejería con muchos importantes pensadores.
Conforme progresaban sus esfuerzos de investigación, llegó a cuestionar más y más los supuestos esenciales de la economía moderna. ¿Cuán significativas, por ejemplo, eran las estadísticas que se incluían en la medición de las actividades de crecimiento económico que contaminan el medio ambiente o dañan la salud de las personas, mientras se ignoran los costos relativos?
Ella concluyó pronto que la economía, a pesar de las complejas y aparentemente precisas fórmulas matemáticas en las que se expresa, no es una ciencia neutral, libre de valor, en absoluto. Ella encontró que la economía enfoca la justificación de las ganancias de los vencedores, silenciando a los perdedores. En realidad no es más que la política disfrazada. Sus ideas horrorizaron a los economistas tradicionales. Fue públicamente insultada y desestimada. En un programa de televisión, un economista sentado a su lado dijo, "Ella es una simpática dama, pero no sabe nada de economía". Ella respondió a esa crítica estudiando más arduamente.
Eventualmente, su pericia y sus propuestas únicas y progresistas ganaron reconocimiento. Desde 1974 hasta 1980 sirvió en la Oficina de la Comisión Consultiva de Evaluación Tecnológica del Congreso de los Estados Unidos. Ha asesorado a más de 30 gobiernos sobre sus políticas económicas. Sus columnas son publicadas en unos 400 periódicos de 27 países de todo el mundo. Ha ayudado a promover el concepto y la práctica de la inversión ética, y ha desarrollado un índice que mide la calidad de vida mucho más efectivamente que las estrechas escalas que sólo consideran el llamado crecimiento económico.
Conforme avanzamos hacia una economía que se refiere menos al "hardware" de las fábricas y las máquinas y más al "software" de los sistemas y los servicios, la doctora Henderson espera que los talentos especiales de las mujeres como armonizadoras y comunicadoras se pongan más en juego."Las mujeres", dice ella, "saben cuánto tiempo, amor y esfuerzo se requiere para criar a un niño. Cuando estalla una guerra, todo eso se reduce a nada... es por eso que la activa participación de las mujeres en la solución de conflictos es de gran importancia". Habiendo observado debates entre las mujeres de alto nivel israelíes y palestinas, ella dice con confianza: "Si esas mujeres hubiesen sido empoderadas y plenamente representadas en las negociaciones, décadas atrás se habría establecido la paz".Cuando me reuní con la doctora Henderson, hablamos acerca del concepto de la revolución humana. En los años posteriores a la derrota del Japón, mi mentor, Josei Toda, llevó un mensaje de esperanza a la gente que había resistido el castigo de la guerra y sus repercusiones. Este mensaje fue su afirmación de que un cambio profundo en la vida de un simple individuo podía cambiar la dirección de una sociedad entera. La doctora Henderson coincidió con esto: "Nosotros tenemos el poder para alterar nuestro destino. Esta es, en mucho, mi propia perspectiva. Esa ha sido la razón de todo mi trabajo en los últimos 30 años".

Daisaku Ikeda y Hazel Henderson han publicado recientemente un diálogo, Planetary Citizenship: Your Values, Beliefs an Actions Can Shape a Sustainable World (Ciudadanía planetaria: Tus valores, creencias y acciones pueden configurar un mundo sostenible) (Middleway Press, 2004).