19.2.05

D I Á L O G O M a r z o 2 0 0 4

Enviado por Marce SGI AR a la lista GenteSoka. 18 Feb 2005
Descubriendo mi valor en vez de buscar mis fallos.
No importa lo que esté pasando, si las circunstancias son favorables o no, lo que importa es que ahora con la acción correcta estoy provocando el cambio de mi realidad. Y como dice el Pte. Ikeda, no habrá una sola adversidad que no podamos superar. Partiendo de que somos seres maravillosos únicos e irreemplazables, no perdamos más tiempo en buscar los fallos, en lamentar lo que no hemos hecho. Valoremos más nuestra vida, todo aquello que hacemos para cambiar y mejorar. Cuando nuestro corazón palpita con ira frente a las injusticias que vemos en el mundo, pensemos en cuántas veces nos preocupamos por aliviar el sufrimiemto de las personas de nuestro entorno más próximo. Enfoquemonos más en todo lo positivo y creativo que hacemos en cada momento y dejemos a un lado comentarios como: `si hago tal pero todavía no he hecho cual'. El valor aparece cuando hacemos, cuando actuamos, por la felicidad propia y por la de los demás.
Qué ocurre cuando aparecen los obstáculos.
Las adversidades pueden aparecer como funciones negativas, pero son la oportunidad para traspasar nuestro límite. La negatividad aparece de forma muy sutil y nunca nos toca a la puerta diciendo "aquí estoy". Su función es impedir que seamos felices y que no logremos nuestros objetivos, restándonos energía para tomar acción correcta hacia lo que en verdad queremos. Pero si tocamos a su puerta, tomando la postura intrépida de un león rey, majestuoso y enérgico, al que nada ni nadie puede vencer, provocamos que este "demonio" (función negativa) interior, o exterior, tenga miedo de nosotros, se aleje y hasta desaparezca. Para traspasar estos límites, debemos crear una acción o causa interna tal, que genere la reacción para que se manifieste lo que deseamos. Provocar esa acción es en sí la simultaneidad de causa y efecto.La causa interna es uno de los diez factores que rigen la vida según el budismo.
Uno, dos, tres, Acción.
Imaginemos que nuestro deseo más profundo es viajar dirección al mar y sin embargo la carretera que tomamos nos lleva hacia la montaña. Vemos un paisaje de picos escarpados, nos sentimos mal y frustrados. Al no haber una coherencia entre lo deseado y la acción emprendida, el efecto que recibimos es el contrario, generando así un estado de sufrimiento. Aunque hayamos recorrido muchos kilómetros, nuestro deseo que es fuerte, se manifiesta en nuestro corazón: de repente vemos una flecha indicativa de cambio de sentido que nos indica el camino hacia el mar. Con el coraje de un león "damos un volantazo" y nos ponemos en marcha hacia nuestro destino. Ese momento de `cambio de dirección' determina y transforma nuestra realidad al provocar la causa interna, creando una unión entre el deseo y la acción correcta, comenzando el proceso de la coherencia de principio a fin. En ese "volantazo", ese momento de cambio de dirección, es donde estamos traspasando nuestro muro y rompemos nuestros límites. Henri Bergson escribió: "Crear el futuro requiere acciones preparadas en el presente".1 Si seguimos el camino aun sabiendo que no vamos hacia el mar y justificamos esta decisión diciéndonos a nosotros mismos que, después de todo, no es tan desagradable el paisaje, no estaremos enfrentándonos al muro que nos impide realizar nuestro sueño. Cuando decimos: ¡basta ya! de ir en dirección contraria a donde en realidad quiero ir, emerge un Yo renovado lleno de vitalidad, convicción, esperanza y sabiduría; y manifestamos el Buda que llevamos dentro siendo la manifestación viviente de Nam-myoho-rengue-kyo.
Nuestro valor.
Asimismo, los caminos que escogimos en un pasado han sido valiosos, aun habiendo tomado carreteras que nos han llevado a destinos que no eran los deseados han contribuido y nos han enseñado a discernir aquello que no queremos, a vencer sobre las adversidades, a conocer otros paisajes, otras personas y sobre todo a conocernos mejor a nosotros mismos. No nos olvidemos jamás de todo lo que hacemos cada día en nuestra Revolución Humana para ser mejores personas, esforzándonos en la familia, con los amigos, en el trabajo y para con nosotros mismos. Creando valor en nuestro entorno y en la sociedad. La felicidad es un derecho intrínseco al ser humano y el budismo de Nichiren Daishonin nos ofrece la gran oportunidad de manifestarla aquí y ahora. No esperemos más, pongamos nuestros motores en marcha y ¡a por todas!
Gosho
"¡Que todos los seres vivos seamos de verdad el Buda de la verdadera entidad de todos los fenómenos es algo maravilloso, es algo insondable!"
(GoshoZenshu, pag. 7141)
Bergson, Henri: Mind-Energy: Lectures & Essays (La energía vital: Macmillan and Co., Lid, 1920, pág.13. Conferencias y ensayos), trad. Al inglés por H.Wildon Carr, Londres,