4.2.06

LO QUE EL AMOR NO ES

LO QUE EL AMOR NO ES

EL BUDISMO DESDE UN NUEVO ENFOQUE
EL ESPIRITU SOKA: Diálogo para el Distrito

Por SHIN YATOMI
Sub-Jefe del Departamento de Estudio
De la SGI-USA

“Amor no es amor...” Como ha dicho Shakespeare (Soneto 116), lo que parece amor algunas veces puede no ser amor. En tanto que el tema del amor ocupa un lugar preponderante en las inquietudes de las personas (y probablemente mucho de su tiempo y dinero), su principal preocupación generalmente se limita a encontrar el amor o ser amados a los ojos de los demás, en tanto que, descuidan e ignoran el significado del amor o de la capacidad de amar. La presunción que yace tras tal actitud podría muy bien ser la estimulada por un objeto externo. Por consiguiente, el remedio o solución de una vida sin amor, serìa encontrar tal objeto----alguien nuevo y mejor.
Erich From, psicoanalista y filósofo social, considera el amor como un “arte” que “requiere conocimiento y esfuerzo”; él define el amor como “la acción de cuidar la vida y el crecimiento de aquellos que amamos” (el arte de amar, pp 1, 25). Si el amor es nuestra capacidad de sentir y actuar en bien de la felicidad y libertad de otra persona, la solución al problema de los sufrimientos derivados del amor, en el plano más fundamental sería, por lo tanto, una búsqueda no exterior , sino interior con miras al desarrollo de aquellas cualidades del carácter necesarias para tal fin y de la fortaleza interior que nos capaciten para amar genuinamente.

DOMINAR EL ARTE DE AMAR ES SOBREPONERSE A LOS DESEOS DE CONTROLAR O DEPENDER DE OTROS.-

Uno de los mayores obstáculos que nos impiden disfrutar el júbilo de amar es nuestra necesidad y deseo de controlar. Muchas veces confundimos nuestro deseo de controlar a “amor” puede ser el disfraz del deseo de manipular a los demás para nuestra propia satisfacción. En sus escritos, Nichiren Daishonin emplea a menudo la metáfora de una figura mítica llamada “el rey demonio del sexto cielo”, para representar el deseo profundamente enraizado en el ser humano de controlar a los demás. Cabe notar que, otro nombre empleado para referirse a este rey demonio significa literalmente: “aquel ser celestial que hace uso a su antojo de los demás” (jpn takejizaiten)). Mediante sus vividas descripciones de este “demonio”, el Daishonin parece querer indicarnos la importancia que tiene el que estemos conscientes y vigilantes respecto de nuestros deseos de usar a los demás como medios para nuestros fines egoístas.
Habida cuenta que la dependencia es esencial al control, el rey demonio emplea diversos ardides para hacer a la gente dependiente de él. Una de sus armas principales para estimular la dependencia es el falso afecto. A pesar de la idea generalizada de la apariencia del rey demonio como un fiero monstruo, a él le encanta mostrarse afectuoso, a fin de atraer a las personas y mantenerlas bajo su control. Se dice que el rey demonio se hace pasar por un buda o un padre.
Por ejemplo, el Daishonin afirma, “El demonio del sexto cielo está dotado de las treinta y dos características del Buda y manifiesta el cuerpo del Buda” (Gosho Zenshu, p. 114). El Daishonin también cita un texto budista que dice: “En tanto la persona no intente liberarse de los sufrimientos del nacimiento y la muerte y aspirar al vehículo de la Budeidad, el demonio cuidará de ella como un padre” (Los principales escritos de Nichiren Daishonin, p. 770). En verdad, hay en la tradición Budista un demonio llamado el “demonio de la misericordia” (Gosho Zenshu, p. 526).
Aquellos deseosos de controlar a los demás pueden a menudo aparecer como personas afectuosas--- “cuidándoles” o “siendo amables con ellos” ---con la finalidad de mantenerlos dependientes material y emocionalmente. En la obra teatral de Ibsen, “Casa de Muñecas”, él en, apariencias flamante esposo, Torlvard Helmer, pero en realidad persona dominante, le recuerda a su esposa Nora su “amor” expresado como manutención y sustento financiero en las siguientes palabras: “Mi hermosa mascota es muy dulce, pero escapa con impresionantes cantidades de dinero. Es increíble cuan costoso resulta para un hombre mantener ese tipo de mascota” (Acto I, trad. De James McFarlane y Jens Arup).

EL VERDADERO AMOR SE ENCUENTRA EN NUESTRAS SINCERAS ACCIONES EN PRO DEL BIENESTAR, FELICIDAD Y LIBERTAD DE LOS DEMAS

Es fácil confundir el control y dependencia con amor. En apariencia el amor egoísta, al igual que el amor del rey demonio, es engañoso, ya que en ambos casos están condicionados a la sumisión. Tal como indica el Daishonin, el rey demonio es afectuoso “en tanto y cuanto la persona no trate de alejarse de” su control (WND, 770). Algunas personas estarían dispuestas a darle cualquier cosa a sus “seres amados” solo con la finalidad de mantenerlos dependientes. Aquellos obsesionados con el control, a menudo les resulta difícil desear genuinamente la felicidad e independencia de los demás. Por el contrario, esperan ver a los demás desposeídos de una forma u otra, a fin de conservar su sentido de superioridad.
La prueba de nuestro amor, en ese sentido, estriba en la sinceridad al alentar y apoyar la autosuficiencia y libertad de quienes amamos. Como afirma el Daishonin: “La naturaleza del rey demonio es regocijarse de aquellos que forman karma en los tres senderos del mal y sufrir como consecuencia de aquellos que forman karma en los tres vehículos” (WND, 42). Aquellos con tendencia a dominar a los demás podrían fácilmente mostrar lastima por el sufrimiento de los demás, en tanto que interiormente se regocijan de su sufrimiento. El sufrimiento de los demás le da a quienes son dominantes la oportunidad de mostrar su superioridad y de esta forma recordarle a quienes sufren de su necesidad de dependencia.
En la esencia de una relación construida sobre el dominio y la sumisión se encuentra un profundo sentido de inseguridad e incapacidad de ambos lados. Aquellos poseídos por el deseo dominar no pueden encontrar sentido a sus propias existencias, por lo tanto, necesitan derivar la sensación de poder, subyugando a los demás. De forma similar, quienes se someten a una autoridad externa no pueden ver su propio valor. De allí que se sienten impulsados a convertirse en parte de alguien “mejor” y “más fuerte”, abandonando de esta forma su propia identidad e integridad. Para estas personas sumisas, el control significa protección contra su propia inseguridad. Los sometidos al control de una autoridad externa no pueden ver sus vidas como algo que vale la pena de ser vivido, si embargo, no pueden tolerar el vacío de no tener alguien por quien vivir. De allí que deben buscar un objeto externo con el cual fundir su identidad, de forma que, no tengan que enfrentar la debilidad y el vacío de sus propias vidas.
La relación simbiótica entre el que domina y sojuzgado se altera cuando el dominado descubre el valor de su propia vida y desarrolla fortaleza interior para volverse independiente. Entonces, la inseguridad de la parte dominante aflora como frustración y enojo. La siguiente descripción que hace el Daishonin del rey demonio ilustra su intenso miedo y ansiedad relacionadas con este tema: <<< Cuando nos acercamos al logro de la Budeidad... el rey demonio del sexto cielo, señor del mundo tripartita, hace el siguiente razonamiento: “Si estas personas se convirtiesen en Budas, sufriré graves perdidas en dos diferentes instancias”.”En primer lugar, si se liberan del mundo tripartita, se escaparan de mi control. Segundo, si se convierten en Budas, sus padres e hijos también abandonarán el mundo saha. ¿Cómo puedo impedir que esto ocurra?” (WND, 1094). “Cuando un mortal común durante el último día de la Ley está próximo a la Budeidad... este dominio es sorprendido”. “Y se dice a sí mismo: esto es de lo más molesto”. “Si permito que esta persona abandone mi dominio, él no solo se liberará a sí mismo de los sufrimientos del nacimiento y la muerte, sino que, igualmente, conducirá a otros a la iluminación”. “Más aún, se apoderará de mi reino y lo convertirá en una tierra pura. ¿Qué puedo hacer? (WND, 894-95). >>>

PARA AMAR VERDADERAMENTE, PRIMERO DEBEMOS LIBERARNOS DE LA “OSCURIDAD FUNDAMENTAL” DENTRO DE NOSOTROS

El rey demonio no desea que nadie logre la iluminación y se libere, ya que ello constituye un doloroso recordatorio de su propia incapacidad y dependencia. La paradoja de éste rey demonio, quién habita en “la cima del mundo del deseo y gobierna mundo tripartita” (WND, 508), es que él se encuentra dominado por su propio deseo de controlar. El rey demonio es un gobernante que no pude regirse a sí mismo. En la medida en que posee mayor control aumenta su necesidad del mismo. Perpetuamente movido por su debilidad e inseguridad interna, jamás se siente satisfecho. Es prisionero de la cárcel por él  creada.
Aún cuando se dice que él usa a su antojo a los demás, en verdad nunca es libre de la realidad interna de su vida. El rey demonio, por lo tanto, es incapaz de amar.
El rey demonio se dice que habita en el sexto y màs alto reino del mundo del deseo, pero su “amor”, si se le pudiese denominar como tal, tiene como resultado una profunda insatisfacción y sufrimiento bajo su aparente placer celestial. Como William Blake expresa en su poema, respecto de ese amor egoísta: “El amor que busca satisfacer el yo/Atar al otro a su deleite: /Se regocija en la incertidumbre del otro, /Construye un Infierno en el Paraíso “ (El Terrón y el Guijarro” de Canciones de Experiencia, ed. D. V. Erdman).
A fin de, amar genuinamente, debemos ser libres. Ser libre conlleva entonces, descubrir nuestro valor intrínseco. En el soneto citado anteriormente, Shakespeare dice: “Que nada impida la unión de mentes en perfecta armonía / Presenten los impedimentos”. Uno de los grandes impedimentos a nuestra capacidad de amar es la ilusión respecto de la verdadera naturaleza de nuestro ser---la Budeidad. Ese tipo de ilusión conduce a una ausencia de capacidad y a la dependencia. La figura mítica del rey demonio es simbólica de esta ilusión, que como dice el Daishonin: “La oscuridad fundamental se manifiesta como el demonio rey del sexto cielo” (WND     , 1113). Arrojar luz sobre esta “oscuridad fundamental” interior mediante el fortalecimiento de la confianza en la Budeidad dentro de nuestras vidas, es por lo tanto, una practica esencial para el arte de amar.

IDEAS PARA LA REFLEXION

¿Ve usted señales en su vida del “amor del rey demonio” (en otras palabras, control disfrazado de amor?). ¿Còmo maneja sus problemas de inseguridad y necesidad de controlar a los demás en el mundo de sus relaciones?.
Al amor que se remonta sobre las diferencias entre el ser y los demás se le puede considerar como una de las piedras angulares de la ética universal humana. (Por ejemplo, podemos ponderar la Regla Dorada de la tradición Judeo-Cristiana y el ideal Budista de la misericordia hacia todos los seres humanos). ¿De qué forma nuestra capacidad de amar a los demás resulta importante para erradicar la violencia y crear la paz?. ¿Cómo puede el Budismo del Daishonin y su practica ayudarnos en este sentido?.


Traducción por: Miriam Pinilla, Florida
29 de Noviembre de 2001.
World Tribune (notas enviadas por email).

APRENDIENDO DE LAS OSTRAS


APRENDIENDO DE LAS OSTRAS...

Las perlas son producto del dolor, son el resultado de la entrada de una sustancia extraña o indeseable al interior de una ostra, como un parásito o un grano de arena.
En la parte interna de la concha se encuentra una sustancia lustrosa llamada nácar. Cuando un grano de arena penetra, las cédulas del nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y capas de esa sustancia, para proteger el cuerpo indefenso de la ostra. Una ostra que nunca fue “herida” de modo alguno, no produce perlas, en conclusión, las perlas son como “heridas curadas”.
¿Alguna vez, Ud. se ha sentido herido por algo o por alguien? ¿Tal vez, ha puesto su confianza en alguien que le engañaba? ¿Ha sido acusado de haber dicho o hecho alguna cosa que no dijo o nunca hizo? ¿Ha sentido en algún momento que sus sueños se desmoronaron? ¿Ha sufrido los duros golpes del prejuicio de los demás? ¿Ha percibido la indiferencia o de algún modo se ha sentido perjudicado injustamente por alguien?
Si alguna vez le tocó vivir alguna de esas experiencias, entonces, produzca una perla. Cubra sus aflicciones (magulladuras) con muchas capas de amor benevolente (misericordia). Infelizmente son pocas las personas que se interesan por este tipo de reacción. La mayoría aprende apenas a cultivar resentimientos, dejando como consecuencia heridas abiertas, alimentándolas con varios tipos de sentimientos diversos y por supuesto no permitiendo que dichas heridas cicatricen.
Cuando aplicamos este ejemplo en la vida diaria vemos que muchos seres humanos existen como si fueran “ostras vacías”. No porque no hayan sufrido heridas, sino porque no han sabido sobrepasarlas o convertirlas en fuente de avance y crecimiento para su propia revolución humana. La incapacidad de comprender y transformar un dolor en misericordia, con seguridad sólo producirá, mayor sufrimiento a la propia persona.
Cuando somos capaces de aprender de las ostras podremos comprender que el haber “sufrido” por algo o alguien nos permitirán construir una formidable “perla” en nuestra propia vida. En lugar de apartarnos o “enconcharnos” en nuestro propio sufrimiento, creando y manipulando mayores resentimientos podríamos “recubrir” (crear capas de valor) con nuestras acciones misericordiosas y de esta manera el efecto será que nos convertiremos en mejores seres humanos. No significa convertirse en “manipuladores del dolor”, es más bien aceptar las cosas (buenas y malas) y convertirlas como el inicio de un proceso que nos producirá beneficios si lo asumimos adecuadamente mediante una práctica (daimoku) valiente y persistente.
Y comentando sobre hacer daimoku Julio China (*) dice lo siguiente: “Desde mi encuentro con Ikeda Sensei en el 2002 me he desafiado para entonar dos horas diarias. Aprendí algo muy particular, entendí que si hacemos tan solo cinco minutos de Daimoku, nuestra vida reaccionará acorde con esos cinco minutos. Obviamente si hacemos más, resonará de acuerdo con la magnitud de ese desafío. Comprendí también que por la inducción de nuestra propia cultura, no comprendemos que normalmente la dimensión de nuestras acciones raramente esta en concordancia con nuestros deseos u objetivos. Por eso uno se demora en concretar los resultados”.
Volviendo al tema principal, aunque reflexionemos acerca de que las “causas de nuestro karma” las cuales nos conducen a manifestar los efectos en esta existencia, el propio Nichiren Daishonin nos exhorta a desarrollar el coraje de enfrentar y vencer esa “retribución kármica”, diciendo:

“El hierro, cuando es forjado entre las llamas, se convierte en una excelente espada. Los insultos ponen a prueba a los sabios y venerables. Mi actual exilio no se debe a ningún crimen secular; su único propósito es que yo pueda expiar en esta existencia mis graves faltas pasadas y que, en la próxima, me encuentre liberado de los tres malos caminos.”

Al comentar el anterior párrafo el Presidente Ikeda expresó: “El hierro, cuando es forjado entre las llamas, se convierte en una excelente espada”. Este es el tema que mejor sintetiza la transformación del karma, según la explica el budismo de Nichiren. El hierro, para llegar a ser una espada, necesita ser sometido a un duro proceso; de la misma manera, el propósito de la fe y de la religión es permitirnos “forjar” nuestra vida.
No nos centramos en el karma sólo para saldar nuestra “deuda kármica” y cerrar el balance en cero. Nuestro objetivo es convertir nuestra “cuenta negativa” en un gran “saldo positivo”. Este el principio de la transformación kármica para el budismo de Nichiren Daishonin. Y lo que hace posible este cambio es la naturaleza de Buda que existe en la vida de todas las personas. El desafío de transformar el karma está respaldado por nuestra firme convicción en la Budeidad inherente a la vida humana. Las grandes dificultades nos dan la oportunidad de forjar y de templar nuestra existencia. El momento de profundizar y engrandecer nuestro humanismo al máximo es cuando la realidad se torna más dolorosa.
Para resumir su actitud hacia el exilio en Sado, que fue la peor persecución que debió soportar, basta con leer lo que él mismo afirma [en “La apertura de los ojos”]: “Declararé lo siguiente. Que los dioses me abandonen. Que todas las persecuciones se abatan sobre mí. Así y todo, daré mi vida por la Ley”. Afirma que aunque lo priven de todo, aunque hasta el cielo lo abandone, él seguirá avanzando serenamente por el camino de sus convicciones. Nada puede vulnerar a la persona que se pone de pie con esta resolución. La fe es lo que nos permite arribar a una vida de semejante fortaleza.
Desde esta perspectiva, las grandes dificultades representan una oportunidad única de expiar nuestras faltas pasadas. Y en el proceso, nos brindan la posibilidad de que desarrollemos el supremo estado de la Budeidad. Y sin duda el logro de la Budeidad es convertir nuestra vida en una hermosa “perla” que contribuya a que otros también la construyan en su propia vida. ¿No les parece?

Luis Del Alcázar La Rosa

Caracas, 31 de enero, 2006

Fuentes: “Temas para comentar...”(3)
Grupo Alborada BSGI. Cláudio Roman Martucci. Julio China es responsable de una Coordinaduría General en la BSGI.
Los Escritos de Nichiren Daishonin, (WND) Pág. 303